O mi círculo es muy reducido o la realidad me está aterrando.
Hace unos años a mi hija le creé un email y le enseñé como usarlo. Su entusiasmo fue el mismo que el que demostraba para las matemáticas: NULO.
Han pasado unos cinco años desde eso y a decir verdad, además de usarlo para crear accesos a portales, redes sociales y cuentas para clientes de chat no ha hecho más uso de ella. Nunca ha escrito un email, no sabe cómo añadir un archivo al mensaje, y dudo que sepa siquiera que se puede adjuntar un archivo.
Derivado de esto me empecé a dar cuenta de que a su casi inexistente ortografía empeoraba con los acrónimos y abreviaciones del chat, acrónimos y abreviaciones que carecen de toda regla más allá de la fonética.
Para colmo hace poco la escuché decir "no me gusta mi letra". Aquí es donde se me encendió la alarma de conocimientos generales. Creo que para muy poca gente es un misterio que la caligrafía y la ortografía mejoran con su uso consciente y constante.
Sí, dije consciente.
De nada sirve que los navegadores integren correctores ortográficos si la persona que los utiliza no piensa en lo que está haciendo o por lo menos intenta memorizar la corrección que está aplicando. Y dicho sea de paso, a mayor utilización del teclado, menor será nuestra calidad caligráfica.
Yo mismo soy un ejemplo de estas situaciones. A los veinticinco años ingresé a trabajar de cajero después de estar un par de años en que no agarré un lápiz ni para urguetearme la nariz. Cuando intenté hacer una boleta me encontré con que mi caligrafía había decaído a tal extremo que no se entendía que lo que había escrito era algo que pretendía ser el número ciento ochenta y cinco. Tuve que hacer las boletas con mucha lentitud y aún así el resultado distaba mucho de lo que esperaba. En ese tiempo pololeaba con una joven cuya madre era profesora general básica. A ella le pedí que me hiciera patrones en un cuaderno de caligrafía y con eso mejoré mi letra. Cada cierto tiempo vuelvo a hacer ejercicios caligráficos e intento mantener una letra lo más legible posible. La opinión general es que yo tengo una letra muy bonita. Con todo lo que practico no le encuentro ninguna gracia, es lo normal para quien se preocupa y sigue los patrones correspondientes. Sin embargo esto me hizo ver que la gente cree que la letra "la tienes bonita" y punto, como si fuera algo cien por ciento genético.
Por lo de la ortografía, yo fui un caso perdido hasta hace muy poco. Me ha costado muchísimo lograr un nivel de ortografía decente. Lo he intentado toda mi vida, y lo sigo intentando, así mantengo la cabeza ocupada. Es algo frustrante y me avergüenza reconocer que para mí la ortografía ha sido un calvario. Mucho tiempo intentando con muy pocos resultados.
Recuerdo que cuando MSWord integró el corrector ortográfico pensé que iba a ser el cielo para mí, sin embargo un amigo me dijo "ten cuidado, hay algunas cosas que no te las va a corregir porque ese motor sólo acusa lo más evidente", y ejemplos de esto los veo a diario. En mi trabajo un compañero escribió "... e echo todo lo posible..." y por su puesto el corrector ortográfico de Outlook no se molestó en marcárselo ya que "e" es un ilativo que reemplaza al "y" cuando la palabra siguiente de la ilación comienza con la vocal "i". "Echo" es la conjugación en tiempo presente en primera persona del verbo "echar", también es una palabra que forma parte del español. Ambas palabras por sí solas son correctas pero en el contexto eran una falta de ortografía digna de causar una guerra. "He" es el verbo auxiliar (haber), "hecho" es el participio del verbo hacer. Estas son cosas que, al menos por ahora, sólo nuestra mente es capaz de discriminar, y por el bien de la humanidad preferiría que siguiera siendo así.
Las redes sociales han hecho que nuestros hijos tomen el computador sólo para divertirse en reuniones de mentira, con gente de mentira y hoy por hoy, el computador es sólo la herramienta con la cual pueden acceder a este mundo. El teclado es la nueva forma de comunicarse, es la nueva voz y el nuevo lápiz.
Hoy, a mis treinta y seis años, he vuelto a tomar un cuaderno de caligrafía y una pluma fuente para hacer caligrafía. No me queda claro si es por simple romanticismo o porque tengo sobre valorada las capacidades humanas. Lo mejor es que se contagió mi esposa que decidió mejorar su caligrafía y ortografía. Creo que con sólo trabajar en ello, ya tiene un valor agregado invaluable: La superación.
No dejemos escapar la superación personal y realización de los pequeños detalles que hacían de nuestra cultura un tesoro enriquecido por las artes y las letras.
Espero que no sea pronto pero si llega a haber un apagón tecnológico... se nos acaba la historia.
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