31.7.11

Lucro: La palabra de moda.

Desde que empezó la nueva revolución pingüina se puso sobre el tapete uno de los problemas que encarece la educación superior: El lucro.

Lo simpático de esta discusión es que todo el mundo se centró en el significado de la palabra lucro y su valor moral. No hay consenso en si el lucro es bueno o malo.

A mí en lo personal me parece una discusión sin importancia dado que el valor moral de la palabra es inexistente.

Antiguamente el lucro era un delito. Nadie podía ganar sin trabajar. Pero dado el avance de los sistemas financieros y las posibilidades que esto abrió el lucro pasó a ser legal. El invertir en depósitos a plazo, la compra y venta de acciones  son buenos ejemplos de lucro.

Entonces ¿qué le decimos a la gente que encarece en forma escandalosa la educación para enriquecerse? Lo que hace falta es una pequeña estructura adverbial que nos dará el sentido exacto:

Están lucrando en forma codiciosa

Ese es el verdadero problema del encarecimiento de la educación: La Codicia.

24.7.11

El feminismo es un mal.

Crecí entre muchas mujeres. Hijo de padres separados terminé viviendo en la casa de mis abuelos maternos con mi mamá, mis tías, mi abuela, de visitas una tía y dos primas. Mi abuelo trabajaba todo el día y no era muy agradable que digamos, mi padre vivía en otra ciudad. Mi visión sobre la mujer fue forjada por mujeres y esto se tradujo en que yo era más bien feminista. Me parecía muy bien que la mujer estudiara, trabajara y fuera independiente debido a que la mayoría de los hombres que conocí en ese tiempo eran personas con poco respeto por la familia. Debo añadir también que desde niño mi lado sensible (pésimamente llamado "lado femenino") se mostró muy desarrollado.

En la medida que fui creciendo vi que la mujer era el reflejo fiel de la mujer que me pintaron mis mayores: trabajadoras, luchadoras, independientes, etc. Sin embargo desde un tiempo a esta parte se ha exaservado el derecho de la mujer que le daba libertad y se transformó en un derecho a libertinaje.

Rotas, garabateras, ordinarias, choras, desafiantes y sobre todo irresponsables y desconsideradas a todo nivel y hay que destacar que esto ocurre en masa.

Con los años aprendí que las mujeres no saben cuándo parar. No saben cuando parar de exigir, cuando parar de molestar, cuando parar de ignorar, cuando parar de coquetear, cuando parar de seducir, nunca saben cuándo parar nada.

¿A dónde fue a parar el mundo con todo esto? Lo quieran o no creer las mujeres, esto causó la actual clasificación de los géneros: "mujeres dominantes" y "hombres infantiles". Los titulares y los estudiosos dicen "Los hombres prefieren quedarse en casa viviendo con su mamá..." y dejan entre ver que la culpa es de los hombres. Nada más falso. ¿Y saben por qué es falso? Una mujer me lo dijo así:

-Pero cómo no van querer quedarse en casa con su mamá si las mujeres de ahora somos tan ... (me niego rotundamente a repetir la palabra que utilizó... pero era fea... MUY fea).

Y dijo somos porque ella reconoció que había caído en el mismo juego de querer a su marido pero con desprecio, de respetarlo sólo de palabra y de exigir tal grado de libertad que hasta los celos por su marido había perdido ya que así no tenía que aguantarle celos a él.

Pilar Sordo identificó la causa de este desprecio por ser mujer. Ella dejó muy claro que las mujeres escuchan frases como "no te cases", "me deformé con los embarazos", "me hice mierda los pezones dando pecho", "nunca pude dedicarme a mi carrera por mis hijos", y terminan rigiéndose por una directriz independentista que excluye el matrimonio: "Estudia, trabaja, ten tu plata, haz una carrera y aprovecha de vivir, viaja, conoce el mundo" O sea formar una familia ¿para qué?, si está claro que lo que nos dio la vida no es una buena forma de vivir. Pero es absurdo, es tan absurdo que después esas misma viejas tontas andan pidiendo nietos con cara de perro triste.

Las mujeres de hace dos generaciones tienen la culpa de las mujeres insufribles que tenemos ahora. Volcaron su frustración en sus hijas y sus hijas repitieron el discurso como loros a las suyas. Resultado: Las mujeres desprecian a los hombres, no se quieren casar, no saben lo que es respetar un matrimonio ya sea propio o ajeno y son desafiantes con las buenas costumbres y la mejor parte de todo es que no tienen idea de por qué.

Yo no reclamo que la mujer sea la misma sumisa tonta que fue. Me gusta mucho que estudie y que trabaje y que cumpla sus sueños y que tengan aspiraciones. Pero debe haber un equilibrio. Las mujeres son tan desequilibradas que está el otro grupo de mujeres que trabajan, sacan a sus hijos adelante y aguantan que un idiota las golpee, y es en estos casos en donde todo lo logrado por la mujer en los últimos sesenta años se va al tacho de la basura y caen en la peor de las inconsecuencias. Las mujeres lograron estudiar, trabajar, votar, independizarse, tener cuentas corrientes, amar sin procrear, procrear sin amar ¿y todo esto para que un tarado mal nacido les levante la mano por que sí? Horrendo, tan horrendo como aquellas mujeres que se portan pésimo porque saben que jamás las van a golpear.

Chicas: Hay que lograr el equilibrio entre el éxito personal y la familia. La generación que llegó a la pubertad en los últimos siete años es lejos la peor que me ha tocado ver. Así como vamos en apenas veinte años más vamos a celebrar el día de la probeta en vez del día de la madre ya que la familia como tal se va a haber desvanecido y pasaremos a ser una leyenda como lo pasó con los clanes de la antigüedad.

El feminismo es un mal. No siempre lo fue, pero la exageración lo volvió nocivo para la sociedad y para los individuos.

El hombre y la mujer se merecen y se deben respeto mutuo. Ningún respeto es más importante que el otro. El feminismo buscaba la igualdad de géneros, pues bien, sepan chicas que se pasaron, ahora son ustedes las agresoras, ¿Todavía quieren igualdad? van a tener que retroceder un poco... no, retrocedan harto mejor.